DE
SAN FRANCISCO DE ASÍS
Nuestra Comunidad de las Clarisas Descalzas, hemos dedicado tres días para honrar Solemnemente a nuestro seráfico Padre Francisco, donde nos hemos preparados para su fiesta. Estos días han servido para ver lo que estamos viviendo, y lo que debemos rectificar.
Los dos primero días el culto se celebró a las 19.00 h. y el domingo 4 de octubre, a las 12.00 h. con la Exposición Solemne del Santísimo Sacramento.
La celebración eucarística, y la predicación estuvo a cargo del Rvdo. P. D. Manuel Santos Durán.
Disfrutamos en esto días de unas bellísimas predicaciones donde nos suscitó el deseo de volver a renovar nuestra vocación franciscana.
En el primer día centrándose en “el amor de Francisco a la Eucaristía”, nos recordó como el santo fue un gran enamorado de la presencia real del Jesús en la Eucaristía, por la fe profunda que tenía.
Debemos imita a Francisco en su elegancia, y ternura ante este misterio, y de esta manera debemos de recibirlo en la santa Comunión.
¡Examinemos como vivimos la Eucaristía y cómo recibimos la Comunión!
Ya en el segundo día lo dedicó al “amor y reverencia a la Palabra de Dios, como lo vivió Francisco de Asís”.
Nos dijo que tenemos que ser asiduos en la lectura, meditación, escucha de la Palabra, para que imitemos a Francisco, que su vida fue una continua predicación.
En su última alocución, en la fiesta del santo, puntualizó en la Carta de San Pablo, a los Gálatas: “Dios me libre de gloriarme; sino es en Cristo Crucificado…”
Aunque hemos sido marcados con las señales de Cristo, nosotros nos gloriamos de vanidades y vanidades.
Francisco fue marcado con las señales de la Cruz, por ser sencillo, humilde, acogedor, alegre, manso, etc…
Pidió a que no nos dejáramos llevar de sentimientos de miedo e incertidumbre ante esta pandemia; sino vivamos nuestra fe con alegría, y con deseos de eternidad.
Pidamos a San Francisco, que llevemos la cruz de Jesús, y que nos gloriemos en Cristo.
En estos días tan insólito el templo bellamente adornado, pero manteniendo el aforo establecido, las mascarillas, y guardando las distancias.
Antes de regresar D. Manuel a la sacristía, debajo de las escaleras del presbiterio dio a venerar la Reliquia del Santo, con una solemne inclinación de cabeza de los fieles al pasar por la misma.
En esta fiesta de San Francisco, participaron en la celebración eucarística algunos Hermanos Terciarios Franciscanos de la Tercera Orden Seglar, de esta ciudad.
Que
este VIII Centenario de la Regla no Bulada de San Francisco, nos sirva no solo
para dar gracias a Dios; sino sobre todo, dar otro vuelta a nuestra vida con
signos de conversión.
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