SOLEMNE TRIDUO
A SANTA CLARA. 2021
El día de Ntra.
Sra. de los Ángeles, cuna de la Orden Franciscana, iniciamos la novena a
nuestra Madre Santa Clara, una vez que al caer la tarde, y terminada las
vísperas, en el sosiego y la calma del día a punto de terminar, el mensaje de
Clara, iba esponjando nuestras almas.
Adornamos
bellamente el coro bajo, donde se rezó la misma y con los fieles en la iglesia que
quisieron acompañarnos.
Las campanas
dieron su volteo solemne de fiesta los tres días, treinta minutos antes de la
celebración litúrgica de la Santa Misa. Esto daba un ambiente festivo y para
que los fieles acudieran puntuales a la cita temprana y gozosa de la 10.00 h.
que comenzaba la misma.
Como aún
seguimos con lo que conlleva la pandemia de la Covid-19, una vez más hemos
hecho de lo ordinario-extraordinario; pues quien presidió y predicó en estos
días de fiesta, fue el Rvdo. Sr. D. Francisco José Trabadela Gómez, capelán de
monasterio.
Aunque esta hora
mañanera, no es muy apropiada para nuestra feligresía de edad avanzada,
nosotras nos hemos esmerado para darle la gloría al Padre de la misericordia
por su fiel hija, Clara de Asís. Nos acompañaron algunos Hermanos Terciarios
Franciscanos.
En este triduo
el orador nos hizo un viaje espiritual al Monte Sinaí, acompañadas de Clara de
Asís. Ella llegó al monte, y nos lo expresa en el espejo, que nos habla de la
altura, centro y altura.
El subir al
Monte Sinaí es para busca al Dios vivo. Santa Clara se transformó de dejar de
ser mujer valiosa en la sociedad, a pasar a ser mujer valiosa por su santidad
en la Iglesia.
El día 10 de
agosto enriquecidas de la Palabra de Dios, el predicador nos hizo dos
preguntas: ¿Quién puede subir al Monte del Señor? ¿Quién se atreverá hacer este
viaje?
Clara se dejó
seducir por Cristo, y se dejó seducir toda su vida. ¡Que poderosa es la llamada
de Dios!
Citó a un poeta
místico que dijo: “soy un monte de Dios, y debo escalarme a mismo para
encontrarme con Dios”.
Terminó dando
gracias a Clara, que contemplo al Cristo, de Belém, al Cristo doloroso, al
Cristo de la Cruz, al Cristo resucitado…
El último día
presento a esta santa escondida en el claustro, donde permaneció más de
cuarenta años y parte de ellos en el lecho del dolor.
Nos recordó que
el subir al encuentro con Dios, es difícil y tiene sus asperezas. Debemos
escalar al Sinaí de hoy y conocer al Dios de hoy.
Clara conoció a
Dios a través de las experiencias, a través de Francisco, a través de la
pobreza, a través de la fraternidad…
Dio concluidas
las homilías con las palabras del Cardenal Rainaldo, en la canonización de su
amiga Clara, recordándola su índole cálida y luminosa: “Clara espejo, lámpara, Astro radiante, Piedra angular, Fortaleza, Árbol
de fresca sombra, Viña fecunda, Fuente, Manantial, Libro vivo”.
Para finalizar
se dio a venerar a los fieles la reliquia de Santa Clara, que se conserva en
este convento. Guardando las disposiciones requerida por Sanidad, por para este
tiempo de pandemia.
La víspera de la
Fiesta de Santa Clara, después del rezo nocturno de las completas, rezadas en
la sala de labores, nos dirigimos al patio central del convento, para hacer la
primera parte de la Solemne Vigilia. El cirio Pascual iluminaba nuestro caminar
hasta el coro bajo donde pudimos disfrutar espiritualmente del tránsito de esta
vida a la eterna de la hermana y madre Clara.
Teniendo un
descanso nocturno un poco ligero, para poder participar plenamente el día de
Santa Clara de la Eucaristía, celebrándola con todo su esplendor litúrgico.
Terminada la
misma pudimos disfrutar la visita de nuestro querido hermano Menor Fray Antonio
Arévalo Sánchez, ofm actualmente Secretario provincial, de la Provincia de los
Franciscanos de la Inmaculada. Fue una estancia maravillosa, donde pudimos
gozar y compartir un mismo carisma.
Que la
luminosidad de Santa Clara, nos ayude a buscar y encontrar al Dios
misericordioso, que tanto ha hecho por nosotros.
En alabanzas de
Francisco y Clara de Asís.
FOTOGRAFÍAS DE LAS CELEBRACIONES
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