domingo, 16 de abril de 2023

 

FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA

II DOMINGO DE PASCUA

El domingo 16 de abril de 2023, se celebró en toda la Iglesia Universal la Fiesta de la Divina Misericordia, -ocho días después de la Resurrección del Señor-, que fue instituida por San Juan Pablo II en el Jubileo de 2000, para todo el mundo, y desde entonces se denomina al  II Domingo de Pascua, Domingo de la Divina Misericordia.

En este templo preparamos esta fiesta con mucho entusiasmo y fervor, para ello previamente se hizo públicamente en nuestra iglesia la Novena, iniciándola en Viernes Santo.

Iniciamos la fiesta de la Divina Misericordia, desde nuestro coro bajo a las  12.00 h. donde ambientamos con cantos apropiados esta fiesta, y continuando con el  Rezo de la Coronilla a la Divina Misericordia, las letanías a la Divina Misericordia, la Consagración a la Divina Misericordia, y nos preparamos para recibir la Bendición con el Santísimo, continuando con la Santa Misa.

Presidió y predicó con sumo gusto nuestro Padre Capellán, el Rvdo. Sr. D.  Francisco José Trabadela Gómez, un apóstol incansable de esta devoción.

 

 

Ofrecemos alguna pinceladas de su preciosa homilía: que después de hacer un breve recorrido sobre la institución de esta fiesta de la Divina Misericordia, apuntó que la Misericordia es el núcleo central de mensaje evangélico. Jesucristo ha venido a salvarnos, no a condenarnos. Él es el misericordioso por excelencia. Es el Hombre mismo Dios: la misericordia. El rostro sobre el que se reveló en la Antigua Alianza, y plenamente en la Nueva y definitiva Alianza, inaugurada por Jesucristo.

La encarnación del amor creador, la encarnación del amor redentor, nos crea, nos redime y nos salva.

Este amor de misericordia ilumina también el rostro de la Iglesia y que evangeliza mediante los sacramentos. Ahora estamos celebrando el sacramento por excelencia: la eucaristía.

Especialmente en el sacramento de la Reconciliación (que a veces se tiene olvidado y parece que este sacramento nos cuesta más que otros), es necesario recurrir  a él por la confesión; que para ello lo ha instituido Jesucristo, para que nos aprovechemos de su perdón, para que nos fortalezcamos con el perdón de Dios, porque luego perdonar a los demás nos cuesta mucho, y si no te sientes perdonado por Dios, será muy difícil que tu perdones las ofensas, y los contratiempos, entonces perdemos la paciencia, y nos revelamos porque no salen las cosas como uno quiere. Para esto tenemos el sacramento de la Reconciliación .No nos acomplejemos en perdonar.

Fuera de la Misericordia del Señor, no existe otra fuente de esperanza para el ser humano; asi pues el mensaje como Santa Faustina, nos conduce al rostro de Cristo, revelación suprema de la Misericordia de Dios. ¡Contemplad este rostro!

A María, Madre de Misericordia, como decimos en la Letanía del Rosario, a Ella le encomendamos esta gran causa de la paz, en el mundo tan necesaria de paz, y en cada uno de nuestros corazones, y la paz en nuestro interior.

Al finalizar la Santa Misa, se repartieron algunas estampas a los fieles, para que también sean ellos apóstoles de la Misericordia Divina. Este año ha crecido el número de fieles que se han unido a nosotras en esta solemne celebración.

Esta fiesta es una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros.

La Misericordia de Dios es más grande que nuestros pecados. Tener devoción a la Divina Misericordia requiere de una entrega total a Dios como Misericordia. Es la decisión de confiar completamente en Él, en aceptar su Misericordia con acción de gracias y de ser misericordioso como Él es Misericordioso.

¡Jesús, yo Confío en Ti!

 

 



 


 

 



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