domingo, 11 de junio de 2023

SOLEMNE TRIDUO A LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI.

 SOLEMNE TRIDUO A LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI. 2023

 

En el mes de junio acercándose la Solemnidad del Corpus Christi, esta Comunidad de Clarisas Descalzas, que estamos consagradas a la Adoración diurna del Santísimo Sacramento, -desde hace 70 años-, quisimos prepararnos con un Solemne Triduo, durante los días 9, 10 y 11 de junio de 2023, previo a dicha fiesta.

 Los dos primeros días del triduo, desde las 09.00 h. gozábamos con la presencia de Jesucristo, realmente vivo en la Eucaristía, en la Exposición Solemne, iniciando el rezando la hora canónica de Tercia, proseguimos la oración personal y seguidamente continuamos con un acto de desagravio y el ejercicio propio para este culto, prolongándolo hasta las 10.00 h. con la celebración de la Eucaristía, que presidió nuestro querido Padre Capellán, el Rvdo. Sr. D. Francisco José Trabadela, y que en estos días, su predicación fue orientada algunos aspectos fundamentales de este sacramento eucarístico.

 

         En el primer día desarrollo el Pan eucarístico, como alimento espiritual, pues quien come el Cuerpo de Cristo, vive por Él; es decir a causa de Él, en virtud de la vida que proviene de Él, y vive en virtud de él; es decir para su gloria, para su reino, en su amor.

 Como Jesús, vive del Padre, para el Padre; así al comulgar el santo misterio de su Cuerpo y de su Sangre, vivimos de Jesús y para Jesús. En efecto el principio vital y más fuerte es el que asimila al menos fuerte o al contrario. En el plano espiritual, es lo divino quien asimila consigo a lo humano, y no al revés.  El que es comido asimila a quien lo come.

 En el segundo día le gustó insistir en el aspecto de comunión eucarística -que se habla menos-, escogiendo como cita bíblica la Carta a San Pablo a los Efesios: “El matrimonio humano es un signo entre Cristo y la Iglesia”. Aplicando esto a la Eucaristía significa que la carne incorruptible, creadora de vida del Verbo Encarnado, se vuelve mía, pero también mi carne, mi humanidad frágil, se vuelve de Cristo, y se hace suya con dice San Hilario de Poitiers.

 En la Eucaristía recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo; pero también Cristo recibe nuestro cuerpo y nuestra sangre.

 Santa Isabel de la Trinidad había entendido la razón profunda de esa cuando escribió: “la esposa pertenece al Esposo, y el Esposo ya se ha adueñado de mí, y quiere que sea una humanidad suplementaria “.

Llegando a la gran solemnidad del Corpus Christi, pudimos saborear y contemplar el misterio de la Eucaristía, desde las 11.00 h. que permanecimos todas la Comunidad en adoración y donde dejamos las puertas abiertas de nuestra iglesia, para que los fieles, pudieron adorarlo.

 Tras el rezo del Ángelus y de la Liturgia de las Horas, con el rezo de Sexta, proseguimos el culto de estos días. A las 12.25 h. el Capellán dio la Bendición Solemne  con el Santísimo, lo reservó en el sagrario y comenzó la Santa Misa.

 En la homilía de este tercer día del triduo, nos indicó que debíamos de dar a Jesús,  nuestras cosas: cansancio, dolores, fracaso, pecado, que es solo el primer acto de nuestra vida terrenal.

 Del dar se debe pasar inmediatamente en la comunión, al recibir. Recibir nada menos que la santidad divina; entonces tendrá correctamente en la vida del creyente, el maravilloso intercambio del que habla Jesús, que se realiza en el momento culmen de la comunión. Allí tenemos la posibilidad de dar a Jesús, nuestros harapos y recibir del Él, el manto de la santidad y de la justicia. En efecto se ha escrito: “El por obra de Dios, se ha convertido para nosotros en sabiduría, justicia, santificación y redención, como nos lo recuerda en la I Carta de San Pablo a los Corintios.

 Estas breves reflexiones nos ayudaros a enamorarnos cada día más de la bondad del Señor, que se hizo carne por nosotros y que cada día nos nutre con el Cuerpo y Sangre.

 ¡Viva Jesús Sacramentado, y de todos sea amado!

 

 


 


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