Este año la Solemnidad de Santa Clara de Asís, está en el marco jubilar de los 800 años de las impresión de las llagas de San Francisco de Asís, en la Alverna. Estas mismas llagas de Francisco, fueron contempladas y amadas por Clara, pues el mismo “Amor” fue la síntesis de la vida de estas dos almas que nunca se separaron en la vida y en la muerte.
Las hijas de Santa Clara que vivimos en la Iglesia y en medio del mundo el carisma de Santa Clara, nos hemos preparado con un Solemne Triduo, para su fiesta.
Los días 9 y 10 de agosto de 2024, comenzamos a las 09.45 h. el Ejercicio del Triduo y a las 10.00 h. la Santa Misa.
El 11 de agosto de 2024, se rezó a las 12.00 h el Ángelus, seguidamente rezamos Sexta y continuamos con el Ejercicio del Triduo., a las 12.25 h. Bendición y Reserva del Santísimo que estuvo Expuesto desde las 11.00 h.
La misa dio comienzo a las 12.30 h. al estar en un templo franciscano la Liturgia dominical no fue del Domingo XIX del Tiempo Ordinario, sino la propia de la Madre Santa Clara.
Estos tres días Presidió y predicó el Revdo. Sr. D. Francisco José Trabadela Gómez, Capellán del Monasterio. A ser invitado a predicar, le pareció bueno en hacer unas homilías con las tres Virtudes Teologales.
Ø El primer día del Triduo la comenzó con la virtud de la Fe.
Esta virtud le adornó tanto a la Madre Santa Clara, que supo contagiarlas a sus hermanas del convento y sigue contagiando a su familia durante ocho siglos.
Nos invitó abrir las puertas del corazón humano, las puertas como lo hizo Santa Clara de Asís, y las puertas de cada uno de nosotros que somos humanos.
“Dicho aquél a cuya puerta llama Cristo”. Nuestra puerta es la Fe.
Mediante esas puertas, Dios entra en cada uno de nosotros, y de las cuales nosotros salimos de nosotros mismos, para salir al encuentro con Dios, y al encuentro del prójimo.
Ø En el segundo día se detuvo en la Virtud Teologal de la Esperanza.
Que sin duda acompañó a Clara de Asís, para no perder nunca la paz, a pesar de las dificultades propias de los seres humanos; aunque estuviera en un convento.
“Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria” San Pablo
Jesús al Resucitar abrió la fuente de la esperanza. Ha inaugurado el objeto de la vida teologal, que es una vida con Dios, más allá de la muerte.
Las virtudes son gratuitas y que Dios las concede a los que se las pedimos.
Que esta virtud de la esperanza nos acompañe en nuestra vida cristiana y sepamos contagiarla a los demás para que no pierdan la paz en sus vidas.
Ø El último día concluye su homilía con la Virtud Teologal de la Caridad.
La fe y la esperanza tienen un tiempo; sin embargo la caridad no tiene fin.
Las tres virtudes tienen una armonía; de tal modo que se enlaza estas virtudes entres si, y que cada una de ellas no son necesaria a todos.
La caridad la entendió muy bien Santa Clara, pues la caridad es el amor de Dios.
Que nosotros sepamos entenderla como Santa Clara y seremos tan felices como ella, que toda su vida fue un amor a Dios y al prójimo.
Destacamos que en la víspera de la muerte de Santa Clara, preparamos con mucho fervor su Tránsito, su Pascua con Cristo, su Esposo, a quien tanto amó con todo su corazón. Después del lucernario que lo hicimos en el patio central del convento, con la procesión nos dirigimos hasta el coro bajo, donde la figura de la madre Santa Clara, bellamente adornada nos acompañó en esta vigilia nocturna. La Liturgia de las Horas, tomo toda su belleza al ser cantada toda la salmodia.
Antes del ocaso del día de Santa Clara, nos visitó Mons. Alberto José González Chaves, acompañado de D. Javier Moro, sacerdote de la Archidiócesis Toledana y del seminarista Javier de la Cruz Martínez Campos, que está en un Seminario de Alemania.
Esta fue una felicitación muy gozosa y espiritual. Nos dieron la bendición del Señor, y después de marcharse rezamos Solemnemente las II Vísperas de la Solemnidad de Santa Clara, continuando con el Rezo del Santo Rosario, la cena, la recreación y las completas.
Dios quiera que estos días nos sirvan para ser puerta abierta para Dios y puerta abierta para las hermanas y para el prójimo.
¡Ruega por nosotras Madre Clara, para que seamos muy fieles al carisma que nos ha legado!
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