jueves, 6 de marzo de 2025

Novena al Cristo de la Espina. 2025

SOLEMNE NOVENA AL NUESTRO PADRE JESÚS DE LA ESPINA

Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA AMARGURA

Del 26 de febrero al 6 de marzo de 2025

 


Dentro del año Jubilar: “Peregrinos de la Esperanza”, en nuestra capilla conventual de las Clarisas Descalzas, se celebró una Solemne Novena a Ntro. Padre Jesús de la Espina, y a María Santísima de la Amargura, y como es tradicional la organización es por parte de la Hermandad que los tienen como sus titulares.

 Del 26 de febrero al 6 de marzo de 2025, nos preparamos en estos días para concluir el Primer Viernes del mes de marzo, con el Besapie del Nazareno.

 Todos los día se iniciaba estos cultos con el rezo del Santo Rosario, a las 19.00 h. y continuando con la Santa Misa, -excepto del Domingo, que se inició a las 12.00 h. y seguidamente la Eucaristía-.

 Presidieron y Predicaron:

 Ø     Muy Iltre. Sr. D. Pedro Fernández Amo.

Ø     Muy Iltre. Sr. D. David Martinez Guerrero.

Ø     Muy Iltre. Sr. D. Antonio Muñoz Aldana.

Ø     Rvdo. Sr. D. Antonio Cerro Ruíz.

Ø     Rvdo. Sr. D. Javier Aguas.

Ø     Rvdo. Sr. D. Francisco José Trabadela Gómez.

 

Iniciamos muy cerca del Miércoles de Ceniza, -el 26 de febrero de 2025-, estos días de predicación han sido un alicate para comenzar la santa Cuaresma.

 En este año Jubilar 2025, “Peregrinos de Esperanza”, los predicadores han hecho hincapié en el mensaje del Papa Francisco, para la Cuaresma de este año, que el mismo escribió antes de ser hospitalizado en el Hospital

 La esperanza es una virtud teologal que nos hace peregrinar en esta vida, para un día gozar en la eternidad.

 La esperanza es hija de la paciencia.

 El peregrino vive en una Iglesia en camino, donde su centro nos es el mismo; sino Jesucristo, que es camino, verdad y vida.

 La Cuaresma es el tiempo propicio para confrontar nuestras vidas, convertimos, y se coherentes con nuestras promesas bautismales.

 Ahora es el momento oportuno para dejar de mirar la mota que veo en mi hermano, y ver  mi propia viga; para ello hay que arrancar de nuestra vida lo que nos estorba.

 Se nos ha recordado el valor de nuestro tiempo, que es un regalo de Dios, y a que tendremos que dar cuenta. Es hora de trabajar espiritualmente.

 Somos y formamos parte de una Iglesia Sinodal, Iglesia de Comunión, y no  aislarnos. Tenemos que crear lazos de comunión fraterna, como nos propone el Santo Evangelio; pero antes tenemos que vivir el perdón fraterno, y frecuentar el sacramento de la Confesión Sacramental, donde volverá a nosotros la paz perdida, y recuperaremos la esperanza de volver a caminar juntos con esperanza.

 Damos gracias a Dios, por esto días en que nos hemos fortalecido en la fe, esperanza y caridad.

 

Ruga por nosotros Cristo de la Espina y Mª de la Amargura.

 








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